La descripción panorámica del Clásico mesoamericano deja claro que en
este periodo de florecimiento se acentúan las grandes diferencias regionales
gestadas en el Preclásico Tardío. Cada una de las áreas desarrolló formas de
expresión tan particulares y ricas que hicieron de Mesoamérica un vivo mosaico.
No obstante, las distintas tradiciones si guieron formando parte de un mismo
flujo cultural debido a la historia compartida, cimentada en complejas cadenas
de interrelación. Al igual que en el Preclásico Medio, existieron durante los
primeros siete siglos de nuestra era una fuerza cohesiva y una cultura
protagónica cuya presencia dejó profunda huella en casi todo el territorio
mesoamerica no: la teotihuacana.
Durante siglos, Teotihuacan produce y exporta básicamente manufacturas
de obsidiana verde y de cerámica. Los teotihuacanos llevarán estas mercancías
hasta muy remotas regiones. Este intercambio comercial, como puede suponerse,
no sólo dió inició en la producción especializada de los pueblos implicados en
el sistema, sino en su vida política y cultural Hay que aclarar que la
presencia teotihuacana no fue uniforme en todo el territorio mesoamericano. Al
parecer, la ciudad ejerció un dominio directo sobre una amplia mancha
territorial contigua que le per mitía aprovisionarse de los recursos básicos
para su subsistencia e industria.
En el área del Golfo de México el ejemplo más interesante por el
influjo del Centro es sin duda Matacapan, sitio emplazado en un nodo de rutas
de intercambio. El asentamiento ocupa una región privilegiada, tanto por su
fertilidad como por la abundancia de recursos minerales.
Una de las relaciones más ricas de los teotihuacanos con sociedades
ubicadas más allá del Altiplano Central fueron las que entablaron con Monte
Albán. Todo hace afirmar que éstas fueron no sólo muy intensas, sino de
carácter pacífico.
En Teotihuacan, como vimos, existió cuando menos un barrio de población
zapoteca. Sus habitantes, a pesar de haberse integrado muy bien a la vida de
esta urbe, conservaron, a partir de 300 dC y durante generaciones, su cultura
ancestrales.
En Teotihuacan, como vimos, existió cuando menos un barrio de población
zapoteca. Sus habitantes, a pesar de haberse integrado muy bien a la vida de
esta urbe, conservaron, a partir de 300 dC y durante generaciones, su cultura
ancestrales.
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